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viernes, 27 de enero de 2012

no le digas a nadie capitulo 22 //adaptacion//

Veinte minutos después Joe y yo terminamos en la entrada de un motel barato. No había hablado con él una sola palabra mientras trotábamos a través de la fría lluvia y ahora yo no sólo estaba empapada, sino también completamente nerviosa . La lluvia caía en cascadas, y no nos imaginé volviendo al Jeep demasiado pronto. Lo que me dejaba a Joe y a un motel en la misma ecuación por un indeterminado período de tiempo.
La puerta sonó mientras entrábamos, y el recepcionista se levantó abrupta mente, sacudiendo las migas de Cheetos de su regazo. -“ Qué va a ser ”- Dijo, chupando sus
dedos para limpiar el rastro naranja. -“ Sólo ustedes dos esta noche ”-
 -“N-n-ecesitamos que nos prestes tu teléfono”- Hablé, esperando que mi solicitud le
hiciese algún sentido.
 -“No podrá ser Las líneas están muertas Culpa a la tormenta ”-
 -“ Qué quieres d-decir con que las l-líneas están m-muertas Tie nes un ce lular ”-
 El recepcionista miró a Joe.
 -“Ella quiere una habitación para no fumadores”- Dijo Joe.
 Giré para encararlo. ¿Estás demente? Gesticulé.
 El recepcionista digitó unas cuantas teclas en su computador. -“Parece que tenemos
esperen Bingo Una habitación con cama doble para no fumadores ”-
 -“La tomamos”- Dijo Joe. Me miró de reojo, y las comisuras de su boca se elevaron. Yo
entrecerré mis ojos.
Justo entonces las luces sobre nosotros parpadearon hasta apagarse, dejando el
vestíbulo en la oscuridad. Nos quedamos en silencio por un momento antes de que el
recepcionista buscara a tientas hasta accionar el interruptor de una linterna tamaño
industrial.
 -“Solía ser un Boy Scout”- Dijo. -“De vuelta a aquellos días Estar preparado ”-
-“ Entonces deberías t-t-tene r un celular ”- Dije.
 -“Lo tenía Hasta que ya no pude pagar la cuenta ”- Se encogió de hombros. -“Qué puedo
decir, mi madre es una tacaña ”-
¿Su madre? Él debía de tener cuarenta. No es que fuera de mi incumbencia. Estaba
mucho más preocupada de  lo que mi madre haría cuando llegara a casa luego de la
recepción y se encontrase con que me había ido.
 -“ Cómo van a pagar ”- Preguntó el recepcionista.
 -“En efectivo”- Dijo Joe.
El recepcionista rió, asintiendo con su cabeza. -“ aquí es una forma de pago popular ”- Se
acercó y habló en un tono confidencial. -“Tenemos a mucha gente que no desea que sus
actividades extracurriculares sean rastreadas, si entienden lo que quiero decir ”-
La mitad racional de mi cerebro me decía que realmente no podía estar considerando
pasar la noche en un motel con Joe.
-“Esto es una locura ”- Le dije a Joe en un tono bajo.
 -“Estoy loco ”- De nuevo estaba al borde de  una sonrisa. -“Tú Cuánto por la linterna ”-
Le preguntó al recepcionista.
Éste manoteó bajo el escritorio. -“Tengo inclusive algo mejor velas de larga duración”-
Dijo, dejando dos frente a nosotros. Encendiendo un fósforo, prendió una de ellas. -“Van
por la casa, sin cargo extra. Pongan una en el baño y la otra en el dormitorio y nunca
notarán la diferencia. También les dejaré la caja de cerillas. Si no necesitan nada más,
que tengan una estadía memorable ”-
 -“Gracias”- Dijo Joe, tomándome del codo y encaminándome  hacia el hall.
En la habitación 106, Jeo cerró la puerta detrás de nosotros. Colocó la vela en la mesita
de noche y la usó para encender la de repuesto. Levantando su gorra de béisbol, sacudió
su cabello como un perro mojado.
 -“Necesitas una ducha caliente”- Dijo. Retrocediendo unos pasos asomó su cabeza en el
baño. -“Parecen ser una barra de jabón y dos toallas ”-
Alcé mi barbilla un poco. -“No me puedes f-forzar a quedarme aquí ”- Sólo había
accedido a llegar tan lejos porque, una, no quería quedarme afuera en el aguacero, y dos,
tenía grandes esperanzas de encontrar un teléfono.
 -“Eso sonó más como una pregunta que una afirmación”- Dijo Joe.
 -“Entonces contés -s-tala ”-
 Dejó ver su pícara sonrisa. -“Es difícil concentrarse en respuestas cuando tú luces así ”-
Miré hacia abajo, a la camiseta negra de Joe, mojada y pegada a mi cuerpo. Me sonrojé
mientras pasaba a su lado y cerraba la puerta del baño entre nosotros.
Dejando que el agua corriese bien caliente, me de shice de la camiseta de Joe y de mis
ropas. Un cabello negro y largo estaba pegado en la pare d de la ducha, y lo tomé en un
cuadradito de papel higiénico antes de desecharlo. Luego me metí detrás de la cortina de
la ducha, mirando mi piel brillar con el calor.
 Masajeando el jabón por los músculos a lo largo de mi cuello y más abajo hacia mis
hombros, me dije que podía manejar el tener que dormir en la misma habitación que
Joe. No era el arreglo más inteligente o seguro, pero personalmente veía que nada iba
a pasar demás, qué otra opción tenía cierto 
La parte espontánea e imprudente de mi cerebro se rió de mí. Sabía lo que estaba
pensando. Antes me había sentido atraída hacia Joe por un misterioso campo de
fuerza. Ahora me sentía atraída hacia él por algo enteramente diferente. Algo que
involucraba mucha pasión. La conexión esta noche era inevitable. En una escala del uno
al diez, aquello me aterrorizaba como en un ocho. Y me excitaba en un nueve.
Cerré el agua, salí y comencé a secar mi piel. Un vistazo a mis ropas empapadas fue todo
lo que necesité para saber que no tenía deseos de volver a ponérmelas. Tal vez había
cerca una de esas secadoras que funcionan con monedas una que no necesitara
electricidad. Suspiré y me puse mi camiseta y mi ropa interior, que habían sobrevivido lo
peor de la lluvia.
 -“ Joe ”- Susurré a través de la puerta.
 -“ Terminaste ”-
 -“ apaga la vela ”-
-“Listo”- Susurró en respuesta a través de la puerta. Su risa, también, sonó tan suave que
pudo haber sido un murmullo.
 Soplando la vela del baño, salí, encontrándome con una completa oscuridad. Podía
escuchar a Joe respirando justo frente a mí. No quería pensar sobre qué estaba, o no
estaba, usando, y sacudí mi cabeza disolviendo la imagen que se formaba en mi mente. -
“Mis ropas están empapadas No tengo nada que ponerme ”-
Escuché el sonido de la tela húmeda deslizándose como una goma sobre su piel. -“Estoy
de suerte ”- Su camiseta cayó en una pila húmeda a nuestros pies.
 -“Esto es realmente incómodo”- Le dije.
 Podía sentirlo sonreír. Estaba muy, muy cerca.
 -“Deberías ducharte”- Dije. -“ ahora ”-
 -“ Huelo así de mal ”-
La verdad, olía así de bien. El humo se había ido, la menta se sentía más fuerte.
Joe desapareció dentro del baño. Volvió a encender la vela y dejó la puerta entreabierta, una rendija de luz se extendía por el suelo y la muralla.
Deslicé mi espalda hacia abajo por la pared hasta que estuve sentada en el suelo, luego
apoyé mi cabeza en la pared. Sinceramente, no podía quedarme aquí esta noche. Tenía
que ir a casa. Estaba mal quedarme aquí a solas con Joe, con voto de prudencia o sin
él. Tenía que reportar el cuerpo de la indigente. ¿O no? ¿Cómo se suponía que iba a
reportar un cuerpo desaparecido? Sonaba de locos, era la terrorífica dirección que
empezaban a seguir mis pensamientos, de todas formas.
No que riendo fijarme e n esa idea descabellada, me concentré  en mi argumento original.
No podía quedarme aquí sabiendo que Sel estaba con Sterling, en peligro, cuando yo
estaba a salvo.
Después de considerarlo por un momento, decidí que necesitaba reformular esa idea. A
salvo era un término relativo. Mientras Joe estuviera cerca, yo no me encontraba en
peligro, pero eso tampoco significaba que yo pensara que él iba a actuar como mi ángel
guardián.
De inmediato, deseé poder retirar el pensamiento sobre el ángel guardián. Convocando
mis poderes de persuasión, borré todo pensamiento sobre ángeles, guardianes, caídos, o
lo que fuese de mi cabeza. Me dije que probablemente estaba volviéndome loca. Por lo
que sabía, había alucinado con ver el cuerpo de la indigente. Y había alucinado con ver
las cicatrices de Joe.
El agua se detuvo, y un momento después Joe salió usando sólo sus jeans húmedos
que comenzaban en la parte baja de su cintura. Dejó la vela del baño encendida y la
puerta abierta. Colores suaves brillaban a través de la habitación.
 Una rápida mirada y podía decir que Joe había pasado muchas horas a la semana corriendo y levantando pesas. Un cuerpo tan definido no venía sin sudor y trabajo. Repentinamente me sentí consiente de mí misma. Sin mencionar embobada.
 -“ Qué lado de la cama quieres ”- Preguntó.
 -“Eh ”-
 Una sonrisa pícara. -“ Nerviosa ”-
 -“No”- Dije tan confiada como podía bajo aquellas circunstancias. Y las circunstancias
eran que estaba mintiendo a través de mis dientes.
 -“Eres una pésima mentirosa”- Dijo, aún sonriendo. -“La peor que he visto ”-
 Puse mis manos en mis caderas y di a entender un silencioso ¿Disculpa?
 -“Ven aquí”- Dijo, poniéndome de pie. Sentí que se derretía mi anterior promesa de
resistencia. Otros diez segundos de estar así de cerca de Joe y mi defensa se haría
añicos.
 Un espejo colgaba en la pared detrás de él, y sobre sus hombros pude ver las cicatrices
en forma de V invertida de un negro brillante en su piel.
 Todo mi cuerpo se puso rígido. Intenté pestañear y hacer que  las cicatrices se desvanecieran, pero ellas continuaban allí.
 Sin pensar, deslicé mis manos por su pecho hacia arriba y aproximándome a su espalda.
La punta de uno de mis dedos rozó su cicatriz derecha.  
Joe se tensó ante mi toque. Me congelé. La punta de mi dedo tembló sobre su cicatriz.
Me tomó un segundo darme cuenta que no era mi dedo el que se movía, si no que era
yo. Completamente.
 Fui tragada por un suave y oscuro túnel y todo se volvió negro.

CONTINUARA…..

1 comentarios:

nady_22w dijo...

wou por fi seguila amo esta novelaaaaaaaaaaaa

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